La noche interminable

by Alpha Juan | 14:14 in |

Hagamos un ejercicio mental, no le pediré que piense en un oasis, ni en el viento pasando por su rostro en algo paraíso tropical, tampoco le diré que piense en una grata compañía, ni en aquellas delicias que usted podría comer ese lugar, no, hoy solo le pediré una cosa: imagínese que está de noche, eso es todo.

Aunque, esa noche, tendrá una característica particular pues, parece, durara para siempre. Hay un momento, uno en el cual las personas caen presas del pánico al ver que la noche no se acaba, un momento en el cual esas mismas personas se convierten en monstruos, en asesinos, en seres intolerantes. Es claro además que la excusa perfecta para esto es la existencia de la noche, aunque usted bien sabe que, en realidad, podría ser cualquier cosa.

Y esa noche es Colombia, esa noche infinita y horrenda. Y cuando fue que nosotros, hijos de la pobreza y del maíz, decidimos convertirnos en asesinos? Cuando fue que nosotros, hijos de un tejido pluricultural y bendecido, decidimos convertirnos en esclavos? En presas del pánico?, de ese miedo característico que hace su tránsito entre esa aciaga noche para luego generar la mutación mas asombrosa e impredecible: convertirse en la tolerancia por los malos.

Algunos decidieron recorrer los campos, aquellos que habían crecido gracias a la belleza que brotaba de sus campesinos, gracias a las ilusiones de ellos, gracias a su trabajo, a su esfuerzo continuo y, esos mismos, decidieron que la noche iba ser infinita. Primero los acusaron, luego les violaron sus hijas, después los mataron, con garrotes, con cuchillos, los desmembraron, les cortaron el estomago para despojarlos de sus tripas y asi poderlos esconder bajo los lechos de los ríos. Aquella noche larga y maldita, aquella dama de la muerte tiñó la sangre de Colombia en negra y la convirtió en ceniza. Sin embargo esto no fue lo mas grave.

Otros, toleraron en silencio a aquellos monstruos, instituyeron nuevos valores sociales, convirtieron el factor “éxito” en factor “dinero” sin importar su procedencia, a veces, algunos racimos de billetes provenían de lo recogido a aquellos cadáveres que incluso hoy se encuentran en los ríos en las fosas comunes. Pero no, nada importa, un colombiano exitoso no es un gran científico, no es un gran profesional, no es un gran técnico, no es un gran obrero, un colombiano exitoso es aquel al cual “le va bien” irle bien es conseguir dinero. Y como ese colombiano al que "la va bien" consigue dinero? Eso no es de nuestra incumbencia porque nosotros hemos mutado y, des afortunadamente, en nuestra situación de tolerar monstruos mucho menos podríamos preocuparnos por quienes detentan gruesas sumas de dinero de dudosa procedencia.

Toleramos además programas de televisión que defienden el hipócrita culto hacia ese sistema bajo el falso lema de “educación” a la sociedad, toleramos a todos y cada uno de aquellos asesinos y lo hicimos de forma indirecta, a veces no. Un día un gobierno de un hombre que, según decían, tenia vínculos con algunos de aquellos monstruos decidió que lo mejor era crearles una ley de impunidad y así, mágicamente, fue como todos y cada uno de ellos pudieron salir impunes de algunos, no, decenas, no, miles, no, cientos y cientos de miles de asesinatos, de gente que no tenía porque morir.

Ahora, esta noche larga continúa, ahora hemos mutado en algo mas, ya no solo toleramos la impunidad sino que además parece no importarnos que un gobierno pueda hacer actos ilegales, es mas, lo pedimos, algunos parecen estar de acuerdo con la violación de la ley, algunos parecen estar de acuerdo con la injerencia en otros poderes públicos, algunos dicen que los magistrados de la corte son unas ratas, unos monstruos, cuando, ni siquiera, saben que es lo que aquellos magistrados hacen, cuando no tienen ni la mas minima idea de su trabajo y de sus funciones.

El reloj se detuvo, ahora sé que la noche no se acabará jamás, quizás así sea para aquellas generaciones hijas de las generaciones que vendrán. Algunos que pueden recordarse de aquello que es el día, miran la ventana con cierto aire nostálgico, algunos otros prefieren entrar en un estado de demencia. El tiempo pasa, Colombia sigue viendo la noche a pesar de todo, los monstruos pasean por las calles, son nuestros hermanos, nuestros primos, nuestros tíos, nuestros padres, somos nosotros. Y así, este pacto asesino de lo diáfano y poderoso instituyó la impunidad y la barbarie y conminó a millones de tolerantes para que rezaran, juntos, cogidos de la mano, para que todo siguiera igual y… jamás acabara la noche.

cuando perdimos el rumbo?

@alphajuan

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